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Imagen tomada de la red |
¿Acaso ya estamos medio hervidos?
La alegoría de la rana nos invita a reflexionar respecto a que, en la vida, un deterioro, si es muy lento, pasa inadvertido y la mayoría de las veces no suscita reacción, ni oposición, ni rebeldía por nuestra parte (1).
Ocurre de esta manera con ciertas enfermedades que tardan años o hasta décadas en manifestarse en el organismo. Sucede también con fenómenos sociales como la violencia, cuya cruda expresión es el resultado de injusticias e inequidades acumuladas durante largo tiempo. De la misma forma, a las parejas no se les extravía el amor de la noche a la mañana sino que, gradualmente van descuidando su relación hasta que ésta se torna insostenible.
Una solución a los dilemas previamente planteados podría resumirse en tres palabras: toma de consciencia. Y aquí es donde evoco a un profesor universitario que ante la pregunta ¿cuál es la clave para vivir una vida que valga la pena? respondía tácitamente: "estar atento. Tan sólo estar atento".
¿Y tú, cuántas horas al día estás realmente despierto?
(1) Olivier Clerc. La rana que no sabía que estaba hervida y otras lecciones de vida.