
Así como lo ven: impasible, insoportable, entrometido y riendo por todo lo ajeno, cuando me habló de él se deshizo en llanto.
Al encontrar la calma -casi una hora después- volvió a ser el mismo impasible, insoportable, entrometido y risueño, pero un poquito más sincero.
Imagen tomada de: Todo Mafalda, por Quino.
3 comentarios:
Sincericidios.
A veces son necesarios.
Un abrazo!
Cuanto nos cuesta sincerarnos con los demás, a mí el primero. Quizás si nos abriéramos más nos iría mejor.
Saludos
EMILIA: ahora, más q antes, son necesarios.
MIGUEL: alguien se atrevió a decir q "hay q amar la verdad más q a uno mismo".
Publicar un comentario