Había dos camiones pegados el uno al otro por su parte trasera, y un
camionero, con un pie en cada camión, intentaba denodadamente mover un enorme
cajón.
Pasó por allí otro individuo que, al ver la apurada situación del
camionero, se ofreció voluntariamente a ayudarle. Al cabo de más de media hora
de inútiles esfuerzos, ambos estaban sudorosos y de un humor de mil demonios.
«Me temo que es inútil», dijo el voluntario sin resuello. «¡Nunca
conseguiremos sacarlo de este maldito camión!»
«¿Sacarlo?», bramó el camionero. «¡Santo Dios! ¡Yo no quiero sacarlo!
¡Quiero echarlo más adentro!»
-Anthony de Mello
Hasta para ofrecer ayuda hay que pedir permiso, pues habrá quien no desee ser ayudado.
Por otro lado, ¿estamos haciendo todo lo posible para salir del atolladero o sin darnos cuenta estamos echando más hacia adentro el problema?
2 comentarios:
A veces así me sucede, no quiero ser ayudada, aún cuando esa ayuda sea de las personas que más me quieren.
Saludos!!
Gaviota: Hay fantasmas reacios, resistentes, que se niegan a irse, aún cuando saben que estaríamos mejor sin ellos. Quizá tienen miedo de marcharse...
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