Compartiste parte de tu dolor confiando en que sabría acomodarlo en algún sitio donde no te lastimara. Lloraste junto a mí y construí una fuente para tus lágrimas.
Pero quizá algún día me ausente.
Por eso quiero ser amigo de la lluvia. Para que ahí donde mi voz no esté, la tormenta te cure, Amiga. Para que ahí donde mi corazón no alcance, una lluvia feroz, arrebatada, borre de tu mundo todo lo feo y se lleve tus penas.